La primavera llega este año con un “aire de normalidad” para el sector agropecuario uruguayo. Luego de otoños e inviernos atravesados por eventos climáticos extremos, 2024 muestra un escenario más estable y auspicioso. 

Fernando Lattanzi, director del Programa de Investigación en Pasturas y Forrajes del INIA, subraya que los campos vienen respondiendo bien y que el panorama es alentador tanto para la ganadería de carne como para la lechería, aunque con desafíos distintos en cada rubro. A continuación, sus principales reflexiones en diálogo con La Lechera.

 Si tuvieras que describir la foto de esta primavera, ¿cómo la definirías?

Es una primavera normal, diría. No tiene ninguna cosa rara. Capaz que la diferencia con años anteriores es que venimos de un otoño y un invierno también normales. Nos habíamos acostumbrado en los últimos dos o tres años a mucha variabilidad, y este año es como que es normal y nos parece que estamos en el cielo, que hay pasto por todos lados. Es una primavera como la que uno podría esperar. Están empezando a aumentar las tasas de crecimiento, los verdeos están muy lindos, hay mucha respuesta a la fertilización con nitrógeno tanto en tambos como en sistemas ganaderos. Los campos naturales pasaron el invierno mejor que en los últimos años, así que está todo dado como para tener una linda cosecha de pasto.

 ¿Cómo evaluás el estado de las pasturas implantadas en otoño, teniendo en cuenta que hubo algunas dificultades con lluvias y frío?

Hay heterogeneidad, pero dentro de lo que fueron los otoños, la mayor parte de la gente pudo sembrar en fecha y con buena humedad. En general, la gente ya está entrando a pastorear esas pasturas implantadas. Lo que se sembró temprano ya se está usando, así que no hay mucho para quejarse este año, al menos esa es la impresión que tengo.

En un contexto de buenos precios para la leche y también para la carne, la fertilización hoy no parece estar en cuestión. ¿Coincidís?

Hace años que la relación de precios para la lechería es muy buena, y este año también. Es verdad que los fertilizantes subieron, la urea está más cerca de US$ 600, pero la relación con el precio de la leche, incluso si baja a 38 centavos por litro, sigue siendo muy buena. Me parece que ya se incorporó, año a año se ve que incluso se animan a ir a dosis más altas. En la ganadería de carne los números son más ajustados, pero este año también cierran con los precios que tiene el ganado.  La disyuntiva está en hasta cuándo, porque en leche lo pensás y en tres semanas ya empezás a pastorear y vender leche, pero en ganadería no sabés a cuánto vas a vender a estos precios.

De todas formas, hay más consultas sobre fertilización y ya no se discute tanto. El cuello de botella para la ganadería no es tanto el costo, sino la capacidad de cosechar ese pasto. Muchos predios no tienen la cultura de hacer reservas, y hay un límite a lo que se puede cosechar solo con animales. Entonces, el uso de nitrógeno en sistemas ganaderos tiene que pensarse en función de cómo voy a cosechar ese pasto: si no lo comen los animales, cómo lo reservo.

 En la lechería, la definición de potreros para reservas ya está sobre la mesa. ¿Cómo lo ves este año?

Sí, se está en eso. Depende de la base forrajera de cada uno. La gente que tiene mucha alfalfa arranca un poco después, porque necesita más temperatura, mientras que quienes tienen más verdeos de invierno ya están cerrando potreros. Pero está dentro de lo que es la heterogeneidad normal. No hay grandes sorpresas.

 Mencionaste el potencial productivo de la primavera. ¿Cómo se está traduciendo eso en expectativas de carne?

Recientemente hicimos una actividad en un grupo de WhatsApp de INIA de forrajeras, donde somos unas 200 personas, y empezamos a hacer clínicas de una hora por mes para intercambiar sobre distintos temas. Les pasamos una encuesta sobre cuánta carne pensaban producir en los próximos 90 días. De los que respondieron, arriba del 80% apuntaba a producir más de 250 kilos de carne entre setiembre, octubre y noviembre. Capaz que quienes respondieron son los que tienen todo más afinado, pero que esa gente esté apuntando a esos números muestra que ya tienen claro el potencial y que la carga animal no puede faltar. Si quieren producir carne ahí, deben tener estrategias de ajuste: traer otras categorías, empujar a los terneros o sumar rodeo que está en campo natural. El potencial está clarísimo, se pueden ganar tres hasta cuatro kilos de carne por hectárea y por día en este período. Eso está clarísimo.

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